Según los autores de este análisis, cada año en Francia se producen en promedio alrededor de 60.000 transmisiones de VSE (muy pequeñas empresas con menos de diez empleados), excluyendo las profesiones liberales y los microempresarios (ex-autoempresarios).
A esto se suman 15.000 enajenaciones de pymes (pequeñas y medianas empresas, de 10 a 249 empleados) y ETI (de 250 a 4.999 empleados).
Su estudio también contradice la idea recibida según la cual las enajenaciones están ligadas principalmente a la edad del administrador de la empresa, mientras que el tamaño constituye un criterio determinante.
Contrariamente a la hipótesis según la cual la mayoría de las transferencias se realizan cerca de la edad de jubilación del gerente de la empresa, parece que el 83% de las VSE y el 67% de las Pymes y ETI se venden antes de los 60 años.
Por otro lado, la brecha entre la voluntad de ceder el mando del gerente y el número real de adquisiciones aumenta notablemente con la edad. Solo el 16,7% de los gerentes de VSE que tienen la intención de vender su negocio lo hacen, en comparación con el 68,8% de los gerentes menores de 40 años.
1,2 MILLONES DE EMPLEOS EN JUEGO
Esta discrepancia entre las intenciones de enajenación para el final de la actividad y las tomas de control efectivamente realizadas conduce a la desaparición pura y simple de muchas PYME y al envejecimiento de la población de gestores de PYME-ETI.
En la medida en que más del 20% de las pymes ya están dirigidas por personas mayores de 60 años, este fenómeno se está extendiendo más a todo el metabolismo del tejido productivo, subrayó.
La constante es tanto más preocupante cuanto que hay muchos puestos de trabajo en juego : 143.000 para las cerca de 60.000 transferencias de VSE que se producen cada año, y 1,1 millones de puestos de trabajo, incluidos 450.000 solo para pymes, para las 15.000 transferencias de SME-ETI.
Para los autores del estudio, este déficit de cesión-transmisión resulta en parte de factores humanos como la falta de preparación o la complejidad de la operación, pero también deriva de una política pública de apoyo a las empresas demasiado orientada a las creaciones.
En Francia, “la creación de empresas está muy valorada, subvencionada y ayudada” pero este enfoque tiene “consecuencias que no vemos, (con) una fragmentación acentuada del tejido productivo”, indica Alain Tourdjman.
Según datos del INSEE, dos tercios de las 554.000 empresas creadas en Francia en 2016 eran empresas unipersonales.
“Estamos muy lejos del objetivo de aumentar el tamaño medio de las empresas y pasar a empresas medianas o ETI”, estimó Alain Tourdjman.
Los autores del estudio piden, por tanto, « una revisión de los beneficios de la creación o su reequilibrio hacia las OPA » y recomiendan, por ejemplo, la creación de una « ventanilla única » para las OPA, que podría combinarse con la de creación de empresas..compañía
Myriam Rivet, editado por Elizabeth Pineau