La aerolínea irlandesa de bajo coste, que en diciembre de 2017 se vio obligada a reconocer sindicatos por primera vez en sus 32 años de historia, se enfrentó a una serie de huelgas el año pasado. Este malestar social pesó en los resultados de la aerolínea, que publicó este lunes su beneficio anual más bajo de los últimos cuatro años.
Para frenar estos movimientos sociales, Ryanair ha llegado a acuerdos sobre salarios y prestaciones con muchos sindicatos europeos, pero no ha ido mucho más allá del acuerdo de reconocimiento concluido con BALPA hace casi 18 meses.
En una carta a sus miembros el lunes, el sindicato señala que Ryanair « ni siquiera presentó una contraoferta » a las demandas salariales como parte de las negociaciones para un acuerdo más amplio y acusa a la aerolínea de « tácticas dilatorias ».
“La posición adoptada por el grupo no nos permite, como pilotos de Ryanair, compartir de manera significativa el éxito de la compañía, un éxito al que todos hemos contribuido de manera decisiva”, cree BALPA.
El sindicato de pilotos añade que a esta votación indicativa le seguirá una votación oficial si da un resultado favorable a la huelga, al tiempo que precisa que desea llegar, « en la medida de lo posible », a un acuerdo mediante negociaciones.
El presidente ejecutivo de Ryanair, Michael O’Leary, dijo el lunes que no esperaba ninguna interrupción por posibles protestas sociales este verano, pero no podía descartarlo por completo. (Padraic Halpin y Conor Humphries Catherine Mallebay-Vacqueur para el servicio francés, editado por Bertrand Boucey)