Elisabeth Borne debería anunciar un aplazamiento de la mayoría de edad de 62 a 64 años, a razón de tres meses adicionales por año, según varios medios que citan fuentes concordantes.
El presidente Emmanuel Macron habría decidido, según estas fuentes, descartar la vía del cambio de la edad legal a los 65 años, como había prometido durante la campaña presidencial.
A este aplazamiento de la edad se le sumaría una aceleración de la puesta en marcha de la ley de 2014 que prevé la ampliación del periodo de cotización de 42 a 43 años para obtener una pensión completa.
Para el ejecutivo, esta reforma debería permitir preservar el régimen a largo plazo, mientras que el déficit presupuestario podría alcanzar los 13.500 millones de euros en 2030, según las hipótesis de crecimiento más favorables, y luego los 43.900 millones en 2050.
Aplazar dos años la mayoría de edad y ampliar el periodo de cotización generaría 17.700 millones de euros de ingresos adicionales, lo que llevaría el balance del régimen al verde, hasta algo menos de 5.000 millones de euros aproximadamente en 2030, según estimaciones del Ministerio de Trabajo.
Esto permitiría al Gobierno liberar margen de maniobra para financiar medidas sobre indemnizaciones por desgaste y empleo de personas mayores.
La reforma será presentada al Consejo de Ministros el 23 de enero, antes de su revisión en la Asamblea a principios de febrero.
CONCESIONES
Privado de una mayoría absoluta en el Palais-Bourbon, el campo presidencial trabajó para convencer a los conservadores, y en particular a Les Républicains (LR), de los méritos de su proyecto. Estos últimos deben reunirse el martes en un seminario para decidir el curso de acción a seguir en la votación del proyecto.
El presidente del partido, Eric Ciotti, que se reunió el pasado jueves con Elisabeth Borne, ya ha dado a conocer sus condiciones.
En Le Journal du Dimanche dice que quiere que la reforma se reparta en dos mandatos de cinco años con una edad legal elevada a los 64 años en 2032, una etapa intermedia a los 63 en 2027 y una cláusula de revisión en este plazo.
También quiere un aumento significativo de las pensiones para todos los jubilados, una medida que podría resultar muy costosa. El ejecutivo ha prometido hasta ahora garantizar una pensión mínima de 1.200 euros, o el 85% del salario mínimo, a los futuros jubilados que pretendan una carrera completa.
La presidenta del grupo Renacimiento en la Asamblea Nacional, Aurore Bergé, dijo este lunes a France Inter que la mayoría presidencial está a favor de ampliar esta medida, que elevaría su coste total a 2.700 millones de euros.
El apoyo de los conservadores, que controlan el Senado y cuentan con unos sesenta diputados en la Cámara Baja, es fundamental para que se apruebe este texto, mientras que la izquierda y la extrema derecha han marcado su oposición al proyecto.
El primer ministro también se reunió este lunes con los líderes del grupo centrista Libertés, Indépendants, Outre-mer et Territoires (LIOT), que cuenta con una veintena de diputados.
La reacción de los empleados, y su grado de movilización frente a esta reforma, mayoritariamente rechazada según los sondeos de opinión, sigue siendo la gran incógnita para las próximas semanas.
Los sindicatos están por el momento unidos en su oposición a este proyecto considerado demasiado brutal. Creen que las finanzas del régimen, según ellos controladas, no justifican una reforma de tal magnitud. Acordaron reunirse el martes por la noche para anunciar posibles movimientos de unidades.
EL ESPECTRO DE 1995
La última reforma de pensiones hasta la fecha (2010), de Nicolás Sarkozy, que retrasó la edad legal de jubilación de 60 a 62 años, provocó una movilización masiva en las calles. No obstante, la reforma se adoptó tal como estaba.
Este tour de force podría ser difícil de reproducir hoy, según el exasesor social de Nicolas Sarkozy y presidente de Alixio, Raymond Soubie.
« Todavía estamos en un terreno cambiante, sensible y potencialmente explosivo. No es tanto la reforma de pensiones la que puede ser atacada, puede ser un detonador para el resto. Por eso el gobierno es cauteloso », agregó.
“No son las huelgas de 2019 las que se están preparando, son las de 1995”, estima por su parte un artífice de la reforma del sistema universal de puntos, el primer proyecto llevado a cabo por Emmanuel Macron, pero dejado de lado en 2020 en ante la protesta social y la crisis sanitaria.
Las huelgas masivas de 1995 contra el plan de reforma de los regímenes especiales habían paralizado el país durante tres semanas, obligando al gobierno de Alain Juppé a dar marcha atrás.
Sin embargo, este ex miembro del Gobierno apuesta a la aprobación del proyecto, sobre todo si el Ejecutivo recurre a un vehículo legislativo flexible como un proyecto de ley para modificar el financiamiento de la Seguridad Social, vía favorecida por el Gobierno.
Este tipo de texto permite acotar los debates en el tiempo ya que el Parlamento debe decidir en un plazo de 50 días. Y si las discusiones con los republicanos tropezaran, el Gobierno podría recurrir al artículo 49.3 de la Constitución para prescindir de una votación tantas veces como quisiera.
(Carolina Pailliez)