fatalista, Edouard Philippe. El propio exprimer ministro sufrió manifestaciones contra su proyecto de puntos, que finalmente fue abandonado por culpa del Covid.
Pero Emmanuel Macron sigue decidido : « este año será el de una reforma de las pensiones » aplicada « desde finales de verano », martillaba el sábado durante sus deseos a los franceses.
El aplazamiento de su presentación del 15 de diciembre al 10 de enero ha permitido sin duda a la jefa de Gobierno volver a escuchar, antes de Navidad, a los grupos políticos y luego, esta semana, a los interlocutores sociales.
Todos los sindicatos y la mayor parte de la oposición cuestionan el plan del ejecutivo de posponer gradualmente la edad de jubilación de 62 a 65 años, oa 64 con una extensión del período de cotización.
Emmanuel Macron habló el sábado de una « extensión (de) carreras laborales progresivas » durante « casi diez años ». La reforma tendrá en cuenta « las carreras largas, las carreras entrecortadas, la dificultad de determinadas tareas », « equilibrará la financiación » del sistema y « mejorará la pensión mínima », argumentó.
Tantos argumentos que el Primer Ministro debería repetir el martes por la mañana en FranceInfo, tomando a los franceses como testigos al no obtener la aprobación de los sindicatos o incluso de las organizaciones políticas.
El ejecutivo espera al menos, gracias a las medidas sobre la dureza, una « ausencia de oposición frontal » de la CFDT, subraya un asesor.
Pero un 54% de los franceses está en contra de esta reforma, según una encuesta de Harris-Interactive realizada a finales de diciembre y publicada este lunes. « Solo hay jubilados, con 65 años o más, que se declaran a favor », señala Frédéric Dabi, director del instituto Ifop.
Elisabeth Borne, sin embargo, espera reunir a Les Républicains, a favor de posponer la edad. Para ello, deberá revisar a su presidente Eric Ciotti.
Sin LR, el Gobierno, que solo tiene mayoría relativa, se vería obligado a utilizar el artículo 49.3 de la Constitución, que permite la adopción de un texto sin votación.
Por primera vez en 12 años y la reforma Woerth (que había elevado la edad legal de 60 a 62 años), todos los sindicatos están dispuestos a movilizarse juntos contra la reforma anunciada. Incluida la CFDT, en una línea más firme desde su último congreso contra cualquier « medida de edad ».
A la Sra. Borne le resultará difícil apaciguar a su jefe Laurent Berger, quien expresó su enfado cuando descubrió poco antes de Navidad, en el proyecto de decreto de reforma del seguro de desempleo, « una disposición aún más dura para los desempleados sin que se discutiera en la consulta ».
Es a través de la movilización « en la calle » que será posible « hacer retroceder » la reforma de las pensiones, advirtió este lunes la nueva jefa de Europa-Ecología-Los Verdes, Marine Tondelier.
« Va a calentarse en enero », predijo el sábado el fundador de la Francia rebelde, Jean-Luc Mélenchon.
Frédéric Dabi todavía ve « un contexto de + chalecos amarillentos + » de la sociedad francesa, con « trabajo que paga mal », una « sensación de decadencia » e « inflación que no existía en 2018 ».
“Ahí están los gérmenes de una explosión social” y una “chispa podría encenderlo todo”, advierte.
Reformar las pensiones en Francia « siempre es muy complicado », además en un clima « marcado por fuertes tensiones sobre el poder adquisitivo » y los salarios, subraya Jérôme Fourquet, director de Opinión de Ifop. Un ejercicio tanto más delicado en un momento en que el Gobierno presenta otros textos controvertidos, en particular sobre inmigración y energías renovables.
Pero, para Jérôme Fourquet, una reforma de las pensiones, « es también promesas dadas a nuestros socios europeos » para « negociar una forma + de lo que cueste + ».
Brice Teinturier, del instituto Ipsos, se mantiene cauteloso sobre el alcance de la movilización porque el contexto « no es muy favorable a las dinámicas colectivas ».
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